La arquitectura románica es uno de los estilos más emblemáticos de la Edad Media, destacando en la región de Navarra. Este estilo arquitectónico surgió en Europa Occidental en el siglo XI y se extendió hasta el siglo XIII. Se caracteriza por ser una arquitectura sobria y funcional, que se destaca por la utilización de elementos ornamentales.
Los elementos decorativos en la arquitectura románica de Navarra se encuentran íntimamente ligados a la naturaleza. La fauna y la flora del entorno de la región son los protagonistas de muchos de los elementos ornamentales presentes en las fachadas, las ventanas, los canecillos y los capiteles de las iglesias románicas de Navarra.
La fauna, especialmente los animales fantásticos y simbólicos, son una de las principales fuentes de inspiración para los arquitectos románicos de Navarra. En la iglesia de San Martín de Tours de Unanua encontramos un ejemplo de ello en su tímpano escultórico, donde se representa un dragón que es símbolo del mal y que es vencido por San Jorge, símbolo del bien.
En cuanto a la flora, la vegetación es el elemento más recurrente en la arquitectura románica de Navarra. En las portadas de las iglesias encontramos hojas enroscadas, flores y ramas que se utilizan para decorar los arcos, los tímpanos y las columnas. Uno de los mejores ejemplos de este tipo de decoración se encuentra en la iglesia de San Pedro de la Rúa de Estella, que tiene una portada esculpida con una gran variedad de hojas y flores que se enroscan siguiendo la forma del arco románico.
La arquitectura románica de Navarra es un ejemplo claro de cómo la naturaleza influye en el arte y la arquitectura. El respeto por la naturaleza y la clara observación del entorno son manifestaciones claras de cómo el hombre medieval buscaba lograr una arquitectura funcional y a la vez llena de simbolismo. De este modo, la arquitectura románica de Navarra es un fiel reflejo de la naturaleza y un testimonio de la maestría del hombre medieval.