24h Navarra.

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El intenso calor de agosto hace descender la capacidad de agua en los embalses de Navarra del 65,7% al 46,3%.

El intenso calor de agosto hace descender la capacidad de agua en los embalses de Navarra del 65,7% al 46,3%.

PAMPLONA, 9 de septiembre. Este agosto ha dejado una huella indeleble con su intenso calor, marcando uno de los episodios de altas temperaturas más prolongados de la temporada, desde el 7 hasta el 17 del mes. En toda la Comunidad Foral, los termómetros han superado en promedio entre 1 y 3 grados los valores habituales, lo que ha generado inquietud respecto a la gestión de recursos hídricos, ya que el nivel de agua en los embalses ha caído drásticamente del 65,7% al 46,3%.

Según un comunicado del Gobierno de Navarra, la situación climática ha sido particularmente severa, con ocho estaciones meteorológicas rompiendo récords de temperatura máxima para agosto. Notablemente, Azanza ha alcanzado una temperatura que supera en 3,9 grados su promedio histórico, mientras que Erro se ha situado 3,6 grados por encima de su media habitual, lo que refleja un cambio preocupante en las condiciones climáticas.

El informe mensual del Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente subraya que la lluvia ha sido escasa, a menudo presentándose en forma de tormentas aisladas. Un dato alarmante es que en Viana no se ha registrado precipitación alguna durante todo el mes, mientras que en Bera y Etxalar, los días 20 dejaron cantidades significativas de agua, con 102 y 75,6 mm respectivamente, rompiendo también los récords de agosto.

Por si fuera poco, también se han batido marcas en las temperaturas mínimas, con cinco estaciones estableciendo nuevos récords, de los cuales cuatro se sitúan en la serie completa de mediciones. Estos cambios sugieren una tendencia hacia condiciones climáticas cada vez más extremas.

Las ráfagas de viento también dejaron su huella, con Arangoiti registrando la mayor velocidad con 111 km/h el 31 de agosto, seguido de Ujué con 95 km/h y Gorramendi con 92 km/h, en los días 28 y 29. Estos datos resaltan un verano marcado por fenómenos meteorológicos extremos, poniendo en jaque a las comunidades y reforzando la necesidad urgente de abordar el cambio climático y sus impactos locales.