24h Navarra.

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Iraburu confía en que la investigación de la Universidad de Navarra ayude a construir una sociedad más unida.

Iraburu confía en que la investigación de la Universidad de Navarra ayude a construir una sociedad más unida.

La Universidad de Navarra ha dado inicio al curso académico 2025-2026 con un ambicioso enfoque hacia el futuro, bajo la dirección de su rectora, María Iraburu. Durante la ceremonia inaugural llevada a cabo en el Aula Magna, Iraburu delineó una estrategia que busca equilibrar tradición e innovación, enfatizando la importancia de hacer que los hallazgos de la investigación académica beneficien a la sociedad y fomenten un diálogo más reflexivo y menos polarizado.

La apertura del año académico contó con la presencia de destacados representantes gubernamentales y académicos, entre ellos la presidenta de Navarra, María Chivite, y el presidente del Parlamento de Navarra, Unai Hualde, quienes acompañaron a la rectora en este significativa ceremonia que reunió a 222 doctores en un desfile académico. La ocasión fue marcada también por una actuación musical del coro del Seminario Internacional Bidasoa. Se presentó un informe sobre el desempeño académico del año previo y se brindó la lección inaugural a cargo de la profesora Concepción Naval, que se centró en la educación cívica.

Iraburu subrayó que, a pesar de los más de 70 años de historia de la universidad, aún existe un vasto camino por recorrer. Resaltó que la identidad institucional no solo responde a la realidad actual, sino que también se proyecta hacia el futuro, lo que refleja el compromiso constante con la excelencia educativa y social. Esta visión se traducirá en una Estrategia que abarcará desde 2025 hasta 2030, enfocándose en el talento y el potencial humano como pilares fundamentales.

La rectora compartió ambiciosos planes para crear un ambiente académico inclusivo que promueva el desarrollo de las competencias necesarias para formar a individuos no solo preparados para el mercado laboral, sino también comprometidos con la paz y el bienestar social en un contexto marcado por tensiones globales. Se busca que los estudiantes se conviertan en generadores de paz en un mundo donde el conflicto a menudo parece dominar el discurso.

El segundo pilar de esta estrategia se centra en la investigación, un ámbito que, según Iraburu, ha sido desaprecido en varias jurisdicciones, pero que es crítico para construir un futuro más esperanzador. Abogó por un enfoque interdisciplinario que permita abordar la complejidad de los problemas actuales, alejándose de ideologías o intereses partidistas. En este sentido, se contemplan diversas áreas de investigación que van desde la salud hasta estudios contemporáneos en teología y ética.

Dentro de esta línea de acción, se prestará especial atención a la interacción con la comunidad, asegurando que los resultados de las investigaciones contribuyan al debate público y fortalezcan la cohesión social, evitando la polarización que actualmente impera en muchos sectores. Por eso, se potencia la labor de centros de investigación como BIOMA, donde se desarrollarán aportaciones científicas desprovistas de sesgos, coherentes con los desafíos contemporáneos.

El compromiso social también será un eje principal en esta nueva etapa, con la intención de integrar la Inteligencia Artificial en los procesos educativos de manera ética y constructiva. Se aspira a ser un referente en la ética profesional, ampliando la formación del alumnado hacia un enfoque más inclusivo, que contemple sus experiencias y necesidades.

Además, la universidad se propone incidir significativamente en la educación científica y ambiental, valiéndose de su Museo de Ciencias para generar un impacto positivo en la comunidad. Estas iniciativas buscan que el conocimiento generado no solo se quede dentro de los muros académicos, sino que dialogue con la ciudadanía y sus realidades.

En su lección inaugural, Concepción Naval también alertó sobre la urgencia de revitalizar la educación cívica en tiempos de creciente desconfianza en el sistema democrático. Afirmó que es vital fomentar una educación que no solo forme a ciudadanos competentes, sino personas con valores éticos y sociales firmes, capaces de contribuir a una sociedad más justa y equitativa.

Naval enfatizó la necesidad de cultivar actitudes como el altruismo, la responsabilidad y la justicia, especialmente en un panorama donde la ciudadanía digital se convierte en una herramienta fundamental para la participación social. Reconoció que los medios virtuales son ahora los espacios donde se gestan nuevas formas de interacción y movilización.

Con un ecosistema que incluye a 7.365 profesionales y 14.158 estudiantes en sus campus de Pamplona y Madrid, la Universidad de Navarra se enfrenta a este nuevo curso con un fuerte compromiso hacia la excelencia académica y la implicación social. Las ediciones recientes de tesis doctorales y la creciente diversidad en su alumnado internacional reflejan su dinamismo y adaptabilidad en un mundo cambiante.

A lo largo del último año, la universidad también se benefició del apoyo de 8.642 donantes que contribuyeron a financiar proyectos de investigación y becas, destacando su capacidad de movilizar recursos significativos para el avance del conocimiento y la innovación. Con un presupuesto de investigación de 186,7 millones de euros, persigue un objetivo claro: conectar su labor académica con las necesidades reales de la sociedad.