EHNE denuncia las limitaciones en la agricultura y demanda una mayor inclusión del sector: "Las medidas no pueden ser tan severas".

En Pamplona, el 7 de agosto, se desató una controversia en el ámbito agrícola tras las recientes restricciones impuestas por el Gobierno de Navarra con el objetivo de prevenir incendios. Fermín Gorraiz, presidente de EHNE-Nafarroa, expresó su descontento, señalando que el Ejecutivo debería involucrar más al sector agrícola en la toma de decisiones.
Durante una manifestación organizada por EHNE-Nafarroa, Gorraiz hizo hincapié en la falta de justificación de la orden foral publicada el martes, que ha paralizado diversas actividades del sector primario. "Resulta incomprensible que se implemente una medida tan drástica sin detallar adecuadamente sus implicaciones", afirmó, añadiendo que existen prácticas agrícolas que se realizan sin riesgo de incendio, como el riego con agua, que en su opinión no deberían verse afectadas por estas restricciones.
El presidente de EHNE-Nafarroa insistió en que es esencial trabajar de la mano con los agricultores. "No se puede aplicar una política tan dura, mientras otros sectores continúan operando en zonas que no están urbanizadas", declaró, resaltando la inconsistencia de la situación actual.
Al ser cuestionado sobre la "flexibilización" reciente de la orden foral, Gorraiz reconoció que, aunque se han hecho algunos ajustes, aún hay muchas tareas que continúan prohibidas, como la cosecha y el empaquetado. "Es absurdo que no podamos trabajar en el campo cuando se nos pide ir a auxiliar en caso de incendio", argumentó, manifestando su frustración por esta contradicción.
Desde su perspectiva, lo más razonable habría sido restringir solo aquellas actividades que presentan un mayor peligro durante los incendios, como la cosecha, los cuales podrían llevar apenas algunas horas de labores en condiciones más favorables. Gorraiz enfatizó que, por ejemplo, tras un incendio que se extinguió en la mañana, las condiciones climáticas en Pamplona eran más que adecuadas para retomar las labores agrícolas.
Gorraiz también recordó que existe una orden foral vigente desde 2016, que se ha ido ajustando hasta 2023 y que ya establece diferentes niveles de alerta como parte de su protocolo de seguridad. "Hemos aprendido a convivir con estas restricciones, pero hay que adaptarlas a la realidad actual", destacó.
Explicó que, bajo alerta amarilla, se permite trabajar en condiciones controladas siempre y cuando haya supervisión constante para prevenir incendios. En alerta naranja, los trabajos quedan limitados hasta las 14 horas, mientras que en alerta roja se prohíbe la actividad agrícola por completo. Gorraiz concluyó que es momento de revisar y ajustar estas medidas para encontrar un equilibrio que favorezca tanto la seguridad como la actividad agrícola.
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