24h Navarra.

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Sentenciado a 21 meses de cárcel por abuso psicológico a su pareja durante seis años en la región de Pamplona.

Sentenciado a 21 meses de cárcel por abuso psicológico a su pareja durante seis años en la región de Pamplona.

PAMPLONA, 18 de diciembre. La jueza del Juzgado de lo Penal número 5 de Pamplona ha dictado sentencia condenando a un hombre a 21 meses de prisión por maltratar psicológicamente a su pareja a lo largo de seis años de convivencia. Este fallo evidencia una vez más la grave problemática de la violencia en las relaciones de pareja, un tema que sigue generando preocupación en nuestra sociedad.

La sentencia, que puede ser apelada ante la Audiencia de Navarra, establece que el condenado, un hombre de 37 años residente en la merindad de Sangüesa, está prohibido de acercarse a menos de 200 metros de la denunciante y de comunicarse con ella durante un período de tres años. Además, deberá indemnizar a la víctima con 4.000 euros, lo cual subraya la necesidad de no solo sancionar, sino también de reparar el daño causado.

De acuerdo a las informaciones proporcionadas por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra, la relación amorosa entre ambos comenzó entre 2015 y 2016. Tras vivir un tiempo en una localidad de Castilla-La Mancha, en 2018 se mudaron a casa de los padres de la mujer en la comarca de Pamplona. Luego de casarse ese mismo año, la pareja se estableció en otro municipio de la merindad de Sangüesa, pero su unión culminó en mayo de 2021.

La magistrada ha constatado que desde el inicio de su convivencia, el acusado exhibió conductas de control hacia su pareja. Estas prácticas abusivas se manifestaron en acciones como revisar frecuentemente el teléfono móvil de la víctima y exigirle explicaciones sobre sus interacciones sociales, hasta el punto de conseguir la clave de su dispositivo mediante diversas maniobras de manipulación.

A medida que la relación avanzaba, los comportamientos de control se hicieron más intensos, especialmente tras su traslado a la comarca de Pamplona. En situaciones en las que la mujer debía asistir a comidas o eventos laborales, el hombre interrumpía constantemente con llamadas y videollamadas, lo que obligaba a la víctima a ofrecer explicaciones exhaustivas y a compartir su ubicación o imágenes como prueba.

Con el tiempo, el condenado logró aislarla de su círculo de amistades. La juez ha descrito su actitud como despectiva y dominante, desvalorizando a la mujer al señalar que era «mala madre» y «mala esposa», así como gritándole con regularidad, lo que ha dejado profundas marcas en su autoestima y bienestar emocional. Además, el acusado denigraba su apariencia en público, provocando un daño aún mayor a su dignidad.

Los efectos de esta violencia psicológica han sido devastadores para la denunciante, quien ha experimentado sentimientos de culpa, frustración, impotencia y ansiedad que la han llevado a requerir tratamiento psicológico, afectando drásticamente todos los aspectos de su vida personal y social.

La jueza ha declarado sin vacilaciones que la víctima ha sido sometida a un estado de agresión constante, como resultado de la violencia no solo física, sino también verbal y psicológica del agresor. Este constante ambiente de intimidación ha menoscabado su dignidad y su derecho a vivir sin ser sometida a tratos degradantes.

Al confirmar la existencia de acciones violentas, la magistrada se detiene a evaluar si estas prácticas corresponden a un patrón de maltrato psicológico. En este sentido, concluye que no se trata de disputas típicas de una pareja en igualdad de condiciones, sino de una serie de actos manipulativos que buscaban someter a la mujer utilizando el miedo como herramienta de control, lo que creó un entorno insostenible para ella desde finales de 2018 hasta mayo de 2021, obligándola a practicar conductas de sometimiento para evitar confrontaciones.

En cuanto a las evidencias presentadas, la juez ha considerado no solo los testimonios testimonialmente aportados, sino también los mensajes de texto y una evaluación pericial que indicó síntomas compatibles con haber sufrido maltrato psicológico, lo que refuerza la gravedad de la situación vivida por la denunciante.