Navarra impone 5 años y medio de prisión a un hombre por abusar durante dos años de su cuñada adolescente.

En un contundente fallo, la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra ha dictado una pena de 5 años y 6 meses de prisión a un hombre por haber abusado sexualmente de su cuñada, quien era menor de edad, durante un periodo de dos años en el hogar familiar. Este caso, que ha generado gran conmoción social, revela las complejas dinámicas de poder y vulnerabilidad en relaciones familiares.
Los hechos han sido confirmados tras un acuerdo entre la fiscalía, la acusación particular y la defensa del acusado. La sentencia establece que su conducta constituye un delito de abuso sexual continuado sobre una menor de 16 años, en un contexto de vulnerabilidad, dado su parentesco y la convivencia. Además, el tribunal ha tenido en cuenta las atenuantes de reparación del daño y las dilaciones indebidas en el proceso.
El condenado, de nacionalidad española y actualmente con 39 años, estará sujeto a medidas de alejamiento que le prohibirán acercarse a la víctima a menos de 200 metros durante una década y media. Asimismo, deberá indemnizar a la menor con 40.000 euros por el sufrimiento causado, de los cuales ya había consignado 21.305 euros previamente al juicio.
Según el Tribunal Superior de Justicia de Navarra, la situación de la menor se complicó en 2019, cuando sus padres se mudaron al extranjero. A partir de entonces, comenzó a residir con su hermana y su pareja en una localidad cercana a Pamplona. Fue en este entorno donde el acusado, al enterarse de que la joven tenía un novio, comenzó a ejercer sobre ella un control manipulador y amenazador.
Conscientemente, el agresor amenazó a su cuñada con revelar su relación a la familia, ofreciéndole a cambio mantener relaciones sexuales con ella. Este abuso se repitió durante meses, tanto en las noches como en momentos en que su hermana estaba fuera de casa, mientras el temor y la coerción mantenían a la menor atrapada en una situación insostenible.
Además, para continuar ejerciendo control sobre la joven, el acusado le entregó un teléfono móvil, pese a que su familia no quería que tuviera uno, lo que le permitió comunicarse con ella de manera insistente. La manipulación llegó al extremo de instalar un dispositivo para grabar a la menor en momentos íntimos, violando su privacidad de manera grave.
Preocupada por el rendimiento académico y el bienestar de la menor, una hermana decidió llevarla a vivir con ella en Pamplona, lo que desató la ira del acusado. Él comenzó a acosarla en su escuela, intentando convenciendo a la niña de que regresara con él. Esta presión fue determinante para que la víctima se abriera sobre su experiencia, primero a amigas y luego en el propio centro educativo, donde finalmente se hizo pública la situación.
Antes del juicio —realizado el pasado 3 de junio—, el Ministerio Público había solicitado una pena de 11 años de prisión por el abuso sexual y un cargo adicional relacionado con la intimidad y la producción de pornografía infantil. Sin embargo, el acusado fue absuelto de este último cargo tras llegar a un acuerdo entre las partes, lo que resultó en la actual condena de 5 años y 6 meses.
La sentencia es firme, y la audiencia ha otorgado al condenado un plazo de un mes para que se presente de manera voluntaria en un centro penitenciario para cumplir su pena, todo ello en un caso que pone de manifiesto la necesidad de una mayor protección y atención hacia las víctimas de abuso en nuestro entorno familiar.
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