En un gesto solidario que refleja la esencia comunitaria y progresista, el Ayuntamiento de Pamplona ha tomado la iniciativa de donar 44 bicicletas a las autoridades valencianas. Este acto busca mejorar la movilidad en las localidades que han sido gravemente afectadas por la reciente Dana, donde muchas familias han sufrido la pérdida de sus vehículos.

Con esta acción, Pamplona se alinea con una serie de colectivos ciclistas, instituciones y cuerpos de seguridad locales de todo el país que han estado trabajando en la recolección y envío de bicicletas. La meta es clara: facilitar el transporte tanto a los residentes de la zona como a los voluntarios que se han trasladado para ayudar en la recuperación de las comunidades devastadas.

Este fin de semana, las 44 bicicletas emprendieron su viaje hacia Valencia a bordo de un camión que había recogido las donaciones el pasado jueves 5 de diciembre. Este vehículo se encargó de transportar las bicicletas reunidas en toda Navarra, consolidando el esfuerzo colectivo para apoyar a aquellos que más lo necesitan.

Las bicicletas donadas provienen del servicio de grúas municipal de Pamplona, que anualmente se deshace de más de 200 bicicletas. Este servicio permite que cada bicicleta se almacene durante un período de 3 a 6 meses en un depósito, brindando la oportunidad a sus propietarios de reclamar sus bienes antes de su reubicación.

Las 44 bicicletas enviadas a Valencia han sido cuidadosamente reparadas antes del verano, gracias al programa de empleo social 'Reciclo' del Ayuntamiento de Pamplona. Esta iniciativa, que proporciona formación profesional a personas con dificultades para acceder al mercado laboral, tiene programada su continuación para principios de 2025, lo que subraya el compromiso del Ayuntamiento con la inclusión y la capacitación laboral.

Desde el 20 de noviembre, tres dedicados voluntarios han estado trabajando en los talleres de 'Reciclo' ubicados en Buztintxuri. Su labor ha consistido en poner en óptimas condiciones las bicicletas, revisando minuciosamente frenos, transmisiones, cámaras y otros componentes esenciales, e incluso reemplazando piezas que presentaban desgaste. Este esfuerzo no solo permite que las bicicletas sean funcionales, sino que también empodera a los voluntarios al involucrarlos en una causa mayor.